lunes, 21 de enero de 2008

AL SERVICIO DE LA COMUNIDAD, DEL MEDIO AMBIENTE Y DE LA VIDA

Como parte de sus acciones, elabora un plan de evacuación en la cuenca del Río Uruca, Cerro Tapezco, Santa Ana, San José. Emprende una dura lucha legal contra la empresa Dos Pinos, ícono de las cooperativas en Costa Rica, que contaminara reiteradas veces el Río Siquiares, Ciruelas, Alajuela y por las mismas causas a la Empresa Tun-a-Tun, planta procesadora de atún en la Zona Franca del Coyol, zonas que francamente amenazan cada vez más la salud pública, (entiéndase todos los seres y espacios vivos) por su ubicación sobre un manto acuífero y por depositar los vertidos en el río.
En Alajuela las empresas que son atraídas por las ventajas comerciales que ofrecen las zonas francas, han empezado a darnos un ejemplo de la contaminación que produce la industrialización masiva de un lugar. No hay un plan de regulación ni monitoreos continuos sobre los industriosos inquilinos. Un futuro poco alentador para el ambiente, tomando en cuenta que estamos en la mira para convertirnos en toda una competitiva Provincia Industrial con la profética inversión extranjera que traería el famoso TLC.
En 1995 las zonas de Ciruelas y los Llanos del Coyol, fueron nombradas Zona Industrial tipo 5, la de mayor contaminación y la de mayor consumo de agua, según cita la Defensoría de los Habitantes en un texto llamado: “Julie Roos, una candidata, dos comunidades, dos ejemplos de mejoramiento en la calidad de vida”.
Lo expuesto nos arroja de inmediato unas preguntas ¿Por qué con tal conocimiento técnico-ambiental se permitió la instalación e industrialización en estas zonas sabiendo que estas empresas no tenían plantas de tratamiento adecuadas y que ni con estas plantas se deja de correr riesgo? ¿Por qué prevalece este tipo de desarrollos industriales por encima de la salud y la vida misma?, ¿qué poderes están influyendo en estas decisiones? Por qué otorgó dicho permiso de construcción la Municipalidad, y qué sugirió el responsable de gestión ambiental en Alajuela?. Existía un estudio ambiental de la SETENA o del MINAE ? Pero esto es sólo lo visible del problema socio-ambiental, ¿qué pasará cuando este manto acuífero sea colapsado o contaminado por sobrecarga de las empresas, estará siendo sobreexplotado después de estos años. ¿Hay un plan de utilización racional del agua, dejarán suficiente suministro para plantas, animales y humanos?
Dejamos el espacio abierto desde 1/2 ambiente para poder digerir estas preguntas, no sin antes prometer darles un seguimiento o mejor: que vecinos de la provincia se sumen a darle respuesta y solución.
Hacemos un resumen, con el permiso que la causa amerita, copiando para todos, sin agravios, ni derechos de autor, los logros de Julie y la forma cruel y delictiva en que fueron contaminadas las aguas del río Siquiares, del documento de la Defensoría de los Habitantes.



Julie Roos diseñó un plan ejemplar de evacuación para la comunidad de Santa Ana, dada la amenaza natural de un deslizamiento del cerro Tapezco. Este plan requirió de un gran trabajo de campo y de logística que la obligó a recorrer y reconocer toda la población y su topografía. Recopilando información con ayuda de las fuerzas vivas de las comunidad obtuvieron los datos necesarios para evacuar a personas en diferentes lugares y horas del día. En coordinación con un geólogo se ubicaron 21 zonas de amortiguamiento, con accesos diferenciados por colores y números. Esta información se divulgó por medio de folletos caracterizados por colores. Con todo esto listo se realizaron simulacros con éxito. Como medio de comunicación se ideó utilizar una radio con recepción en toda la comunidad.
Muchas veces este proyecto único en el país fue expuesto por Julie ante organizaciones internacionales, invitada por la OMS (Organización Mundial de la Salud) a compartirlo con la comunidad de Mayogalpa, Nicaragua. Esta organización ejemplar hizo acreedora de un financiamiento a la comunidad de Santa Ana, para realizar el proyecto de alerta temprana.





Hace escasos ocho años por las comunidades de Ciruelas y Turrúcares corría uno de los pocos ríos que aún conservaba sus aguas cristalinas y llenas de vida. El Río Siquiares. Río de suma importancia porque en sus márgenes, aguas abajo, existen numerosas nacientes captadas para consumo humano, importante porque de el toman agua los agricultores de más de siete comunidades para regar sus cultivos; los ganaderos dan de beber de sus aguas al ganado y sirve de lugar de recreación a muchos bañistas.
Aproximadamente en 1995, las zonas de Ciruelas y los Llanos del Coyol, fueron nombradas Zona Industrial tipo 5, la de mayor contaminación y la de mayor consumo de agua. ¿Por qué? Por estar localizada sobre uno de los más importantes mantos acuíferos de Alajuela y por tener un río que serviría de receptor de todas las aguas desecho de las empresas.











En el año 2000 una capa de grasa blanca en la superficie del río empezó a agotar el oxígeno y toda la vida acuática.
La contaminación en el río, despertó a Julie, que recién llegaba a la comunidad.
Comenzó a recopilar información sobre la naciente del río, las comunidades atravesadas por él, los usos que se le daba, su topografía y sus pobladores.
En unión de algunos vecinos hizo un primer recorrido aguas arriba de aproximadamente 5 kilómetros. Presas de grasa blanca descompuesta se notaban por doquier.
La Dos Pinos, recién instalada en la zona vertía al río todos los desechos de su producción.
Una vez descubierto el culpable de la contaminación y recopiladas algunas pruebas, videos y fotos, Julie contactó a las fuerzas vivas de la comunidad de Ciruelas y Turrúcares, quienes se unieran en la lucha. Confrontaron a los personeros de la compañía quienes ofrecieron disculpas y ayudas a la comunidad. Explicaron que era un accidente. El grupo, a sabiendas que no era un accidente, esperó. Sin embargo la situación siguió empeorando.
Julie acudió a la Defensoría de los Habitantes donde la asesoraron, recomendando como primer paso la Sala Constitucional. Hizo más de 30 cartas de denuncia, para diferentes instituciones, todas con fotos y videos.
Julie comenzó a informarse sobre las leyes de vertido, sobre el funcionamiento de las plantas de tratamiento y sobre los parámetros permitidos para desfogar a un río, contrató un análisis de laboratorio de los vertidos, que certificara la contaminación y adjuntó las pruebas a las denuncias interpuestas.
Como resultado de las gestiones de Julie la empresa fue condenada, sancionada y multada por contaminación.
Muy lastimosamente, la vida que durante este período de contaminación se perdió en el río Siquiares no renacerá. Y la pequeña multa que pagó la empresa, si la comparamos con la magnitud del daño, fue a parar a manos de algunas oficinas del Minae y no fueron invertidas ni en la recuperación del río ni en la compensación a los vecinos, ni en cubrir los cuantiosos gastos en que se incurrió para hacer que se respetara el medio ambiente y su entorno.
Medio año más tarde, cuando el Río Siquiares comenzaba a recuperarse, una empresa atunera, Tun-a-Tun nuevamente vierte desechos al río. Con la misma dedicación y sacrificio personal, Julie emprende una lucha que duró más de un año. La empresa fue sancionada y no abrirá sus puertas hasta que amplíe su planta de tratamiento y garantice la calidad de sus vertidos al río… pero nuevamente la multa que paga la empresa se pierde en las arcas del MINAE.
Como si se repitiera la historia, siete años después de iniciadas las luchas de Julie Roos y de la comunidad de Ciruelas por la conservación y protección del Río Siquiares, la misma empresa Dos Pinos, que produjera la primera contaminación, lo vuelve a hacer. Los dineros pagados por las empresas no llegaron a su destino y al parecer tampoco les cambió la conciencia ni la costumbre.
Investigación y redacción
1/2 ambiente.
Fotografía: Julie Roos Ayub.

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