domingo, 13 de enero de 2008

GRITOS DE LA PAMPA

(Fragmento)
Álvaro Villegas
De las bajuras vengo y traigo
en el puro cacaste la cepa de nicoyano
y el espíritu de Guanacaste.
Como llanero de cepa sé de angustias y tristezas,
de la gente humilde de esta Pampa Guanacasteca.
Por los tiempos de julio me agarra la pensadera,
si la mentada anexión no fue pura reculadera.
Es que la pura verdad,
ya sin pelos en la lengua Guanacaste con todas sus grandezas,
atilinta penas, miserias y tristezas".

No soy montador, tampoco sabanero,
arriao fui a la tapizca y a la socola como toro matrero,
pero arrecho al café con tamal y a la cuajada con tortilla,
ojalá saliendito del comal.
Pero, pa'que tantos brincos
estando el suelo parejo,
a lo que vine vine y a lo que voy voy.

Crecí, a orillas del río Tempisque,
donde las aguas cristalinas inundaban los maizales y los arrozales,
donde abundaba el cardumen de guapotes y barbudos.

Y al clarear la madrugada,
se escuchaba el grito del boyero,
acompañado del chillar de las carretas,
que cargadas de arena, iban por el sendero.

El río, traía agua bendita
y simbolizaba la vida del campesino guanacasteco,
pero toda dicha se acaba,
las voluntades se compran y por permisos oficiales,
corren en el Tempisque aguas negras y agroquímicos.

Y en mal agradecimiento a la bondad de la madre naturaleza,
destructivas maquinarias extraen la arena,
estrechando en competencia sin igual,
a los areneros artesanos y destruyendo la vegetación.

Cómplices los municipios,
que callan la explotación desmedida,
de las costas y de la fértil llanura.
Sus silencios como el vuelo de mariposas,
favorecen que las empresas turísticas y agrícolas,
causen la destrucción del ambiente,
que con fines de lucro y egoístas,
alteran la vida de las familias guanacastecas.

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